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EL ATC ESPAÑOL

El Almacén Temporal Centralizado (ATC) es uno de los proyectos más importantes de la industria nuclear española en los últimos 25 años.

Los principales objetivos del ATC son:

   (i) albergar en un único emplazamiento y de manera temporal, el combustible usado de las centrales nucleares españolas, de una forma segura para las personas y el medioambiente,

   (ii) recepcionar y almacenar los residuos de alta actividad provenientes del reprocesado del combustible gastado de la Central Nuclear de Vandellós I, que actualmente están ubicados en Francia y

   (iii) realizar una gestión segura y eficaz de todos los residuos de alta actividad generados en España, en espera de su almacenamiento definitivo en un Almacén Geológico Profundo. La centralización de los materiales a almacenar permite optimizar los recursos necesarios para su control.

El ATC será una instalación de referencia en el mundo que albergará, además de las instalaciones destinadas a la gestión y almacenamiento de los residuos de alta actividad, un Centro Tecnológico Asociado (CTA) con varios laboratorios: Laboratorio de Combustible Gastado y Residuos Radiactivos, Laboratorio de Caracterización de Procesos y Medio Ambiente, Laboratorio de Materiales, Laboratorio de Prototipos Industriales y, por último, un vivero para el desarrollo de nuevas empresas.

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Este ambicioso proyecto, tan importante y necesario para la industria nuclear española y para la sostenibilidad de nuestro país, tuvo el pistoletazo de salida en el año 2006. Ese año, el Consejo de Ministros aprobó el 6º Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR), que establece la estrategia y actividades a seguir en España en relación con los residuos radiactivos de alta actividad. Aunque en ediciones anteriores de este Plan ya se contemplaba el ATC como la solución de referencia, en el 6º Plan se incluye la construcción y puesta en marcha del ATC como opción prioritaria para nuestro país, como una solución necesaria para desacoplar la gestión intermedia de la definitiva y que a su vez permita la clausura de las instalaciones nucleares y la desclasificación de los emplazamientos, una vez hayan cumplido su vida operativa.

El proceso de selección del emplazamiento del ATC fue aprobado por el Gobierno aprobó el 23 de junio de 2006 mediante la creación de una Comisión Interministerial, apoyada a su vez por un Comité Asesor Técnico, para velar por el cumplimiento de los principios de voluntariedad, democracia y transparencia que debían presidir dicho proceso.

Sin embargo, el proyecto empezó a sufrir complicaciones en 2011, una vez que el Consejo de Ministros aprobó el emplazamiento del ATC en el municipio de Villar de Cañas, provincia de Cuenca (Castilla-La Mancha), seleccionado entre las cuatro candidaturas finalistas de las ocho inicialmente admitidas para evaluación. Una vez iniciados los trabajos de caracterización detallada del emplazamiento y del diseño de detalle de la instalación, comenzaron los problemas políticos y mediáticos que hasta la fecha han dificultado el normal desarrollo del proyecto. Como hito principal a destacar, se puede reseñar que en 2015 el nuevo equipo de Gobierno de Castilla-La Mancha decidió ampliar la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de la Laguna del Hito, incluyendo dentro de su límite el emplazamiento aprobado para la construcción del ATC.

Recientemente, en enero de 2017, el Tribunal Supremo suspendió cautelarmente el acuerdo del Gobierno de Castilla-La Mancha, indicando que éste está llevando al país al «entorpecimiento para la gestión de los residuos radioactivos y, por consiguiente, al debilitamiento de la seguridad nuclear», con el daño que supone para un servicio público esencial.

El retraso en la construcción del ATC ha derivado en que las centrales nucleares españolas se han visto obligadas a construir instalaciones de almacenamiento temporal individualizado (ATI). Por tanto, en lugar de tener una única instalación para el almacenamiento del combustible gastado y de los residuos de alta actividad, puede que se acabe construyendo siete ATIs, con el consiguiente sobrecoste y la imposibilidad de desclasificar los emplazamientos tras el desmantelamiento de las centrales nucleares.

 

Desde Jóvenes Nucleares queremos destacar la importancia del proyecto del ATC. España necesita una política claramente definida y consensuada en la gestión del combustible gastado y de los residuos de alta actividad. Disponer de una instalación centralizada para el almacenamiento temporal del combustible gastado y de sus residuos de alta actividad, permitirá continuar con la operación segura de las centrales nucleares a largo plazo y facilitar su futuro desmantelamiento tras concluir su vida operativa, tal y como se está desarrollando en los países de nuestro entorno con el necesario consenso social y político.

La desclasificación de una instalación nuclear se entiende como el momento en que los riesgos residuales de la central y su antiguo emplazamiento se han eliminado por completo, o bien hayan sido reducidos al mínimo aceptable. Tras la desclasificación como instalación nuclear, se puede proceder a la clausura de la misma.

Alejandro Palacio

ENSA

27 de febrero de 2017