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Si empleas bien la radiación, puede ser tu gran aliada.

La radiación ionizante es un flujo de partículas con suficiente energía para producir ionizaciones en las moléculas que atraviesa.

Las aplicaciones médicas basadas en las radiaciones ionizantes aprovechan su capacidad de interacción con la materia viva. La magnitud de estas interacciones depende del tipo de radiación emitida y de la energía depositada. Esto explica la existencia de diferentes tipos de equipos médicos basados en esta tecnología, ya que cada equipo será apto para realizar una exploración específica.

 

Un primer grupo de aplicaciones médicas son las que se utilizan para diagnóstico de enfermedades o lesiones: radiografía convencional (R-X), mamografía, fluoroscopía, Tomografía Computarizada (TC), y Tomografía por Emisión de Positrones (PET). Estas exploraciones proporcionan conocimientos morfológicos y metabólicos, dinámicos y funcionales. En otras palabras, nos permiten ver el interior del cuerpo humano y entender su funcionamiento, como si fuera “transparente”.

Estas exploraciones médicas emplean radiación ionizante de baja energía cuyo efecto suele resultar inocuo para la célula. Muchas lesiones leves de este tipo se experimentan también de forma espontánea por metabolismo celular y la célula es capaz de repararlas mediante sus mecanismos enzimáticos, sobreviviendo de manera natural.

 

Otro grupo de aplicaciones son las que se utilizan para tratar enfermedades como el cáncer: teleterapia, braquiterapia, medicina nuclear, y protónterapia. Estas tecnologías emplean partículas u ondas de alta energía con el fin de inducir lesiones irreversibles en las células tumorales para provocar su muerte, procurando irradiar lo menos posible los tejidos sanos próximos al tumor. El tipo de fuente varía en función del órgano a tratar y de la profundidad del tumor, y deben ser planificadas individualmente para asegurar el fin curativo de la terapia.

 

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente un 80% de las decisiones médicas importantes se basan en exploraciones médicas basadas en radiación ionizante. El número de equipos médicos de este tipo sigue creciendo en todo el mundo, rodeando los 146.000 en el año 2014. En este año, en España, aparte 12.500 unidades de Rayos-X convencionales, había más de 3.200 equipos dedicados a diagnósticos y terapias.

Equipo / Técnica Mundo España
Tomografía Computerizada (TC) 47.649 812
Imagen por Resonancia Magnética (RMI) 31.704 711
Tomografía por Emisión de Positrones (PET) 3.244 72
Gammacámara 20.667 301
Angiografía Digital 3.693 259
Mamografías 29.946 743
Radioterapia 6.623 228
Litotriptores 1.784 89
Total 145.310 3.215

En todos estos casos la radiación ionizante resulta ser una herramienta eficaz para la Medicina. No obstante, el suministro de radiación se debe realizar de manera controlada y dosificada para el beneficio del paciente, evitando inducir posibles efectos adversos, como alteraciones en el ADN de células sanas que puedan aumentar la probabilidad de ocurrencia de mutaciones.

Para optimizar la dosis de radiación recibida y limitar sus riesgos, se emplean sistemas de Protección Radiológica que se fundamentan en tres principios:

  • Justificación: el beneficio neto derivado de la exposición tiene que ser mayor que el daño.
  • Optimización: la dosis deben mantenerse tan bajas como sea razonablemente posible (principio ALARA).
  • Limitación: la dosis total a cualquier individuo no debe exceder los límites establecidos.

Por otra parte, el uso de una buena planificación en radioterapia asegura la calidad del tratamiento optimizando la dosis administrada. Se aplica de forma personalizada a cada paciente, evaluando su condición de salud, el estado de la enfermedad, y las partes del cuerpo que a tratar. Además se simula previamente la radioterapia con el fin de calcular exactamente la dosis a suministrar y los puntos de su aplicación, asegurando proteger los órganos y tejidos adyacentes.