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SEPTIEMBRE

Más nos vale que la energía nuclear sea la base verde del sistema en un futuro no muy lejano.

La fusión nuclear es la fuente de energía más prometedora para soportar las demandas futuras de consumo energético de la humanidad, fundamentalmente por tres motivos: la cantidad virtualmente ilimitada de combustible, la seguridad intrínseca del diseño de los reactores y la generación mínima de residuos.

 

La energía nuclear de fusión basa su tecnología en la gran cantidad de energía que provoca la unión de núcleos ligeros para crear uno más pesado. De una forma similar a la fisión nuclear, esta energía atómica se pretende recoger mediante intercambiadores de calor que acaben alimentando una turbina para producir electricidad.

Aunque existen diferentes reacciones de fusión, la más conveniente desde un punto de vista tecnológico es la de dos isótopos del hidrógeno: el Deuterio, que se encuentra de forma natural en el agua, y el Tritio que, si bien es radiactivo y, por tanto, difícil de encontrar en la naturaleza, es  fácilmente obtenible a través de pequeñas cantidades de Litio.

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Ahora bien, ¿por qué es necesario mirar al futuro para encarar el reto tecnológico que supone la fusión nuclear?

Porque para lograr controlar este proceso, se necesitan unas condiciones de presión y temperatura tan extremas que, en todo el universo, sólo se producen en los núcleos de las estrellas, en cuyo interior, a pesar de que el deuterio y tritio intente expandirse, la enorme gravedad de la estrella contrarresta este efecto.

En nuestro ámbito, gracias al ingenio de innumerables científicos, la humanidad ha conseguido trasladar estas condiciones estelares a nuestro propio planeta, permitiendo así iluminar con un rayo de esperanza el futuro energético mundial.

Actualmente hay dos grandes vías por las que se está apostando para llegar a un futuro energético con fusión nuclear: la Fusión por Confinamiento Magnético y la Fusión por Confinamiento Inercial.

                   

Tecnologías de Fusión por Confinamiento Magnético (izda.) e Inercial (dcha.)

La tecnología de Confinamiento Magnético trata de fusionar los núcleos de deuterio y tritio mediante campos magnéticos, creados por imanes superconductores, que fuerzan al combustible a permanecer confinado mientras se calienta a temperaturas de millones de grados. El mayor exponente de esta tecnología es el reactor ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), un diseño Tokamak que se está construyendo en el sur de Francia, mediante un esfuerzo colectivo de decenas de países en un proyecto internacional sin precedentes.

En cuanto a la Fusión por Confinamiento Inercial, trata alcanzar el mismo objetivo mediante la iluminación con láseres de una pequeña cápsula de deuterio y tritio. Una vez los láseres iluminan la cápsula, produciendo la fusión, es necesario inyectar otra nueva, reponiendo el combustible en un proceso pulsado. Una de las instalaciones que más ha avanzado en estos últimos años es NIF (National Ignition Facility), situada en Estados Unidos.

 

La fusión nuclear, puede dar respuesta a muchas de las incógnitas que depara el futuro, así como contribuir a un deseado desarrollo sostenible de la humanidad. Con sus inherentes complicaciones, problemas a resolver y restricciones financieras, la fusión sigue paso a paso, apoyándose en hombros de gigantes para poder dar otro más.

Sin lugar a dudas, Nuclear is the new Green.